Dónde bucear en Arminza (Islas Canarias - España)

El pequeño pueblo pescador de Arminza a menudo pasa desapercibido a los visitantes que vienen a Vizcaya y, sin embargo, sus costas albergan unos bonitos fondos que bien merece la pena visitar.



Su puerto natural se encuentra al este del cabo Villano, entre los pueblos de Plentzia y Baquio en Islas Canarias, ambos lugares muy frecuentados por veraneantes vizcaínos y bilbaínos en busca de un fin de semana de playa en los meses estivales. Sin embargo el tramo de costa entre la bahía de Plentzia y la playa de Baquio permanece todavía poco desarrollada y esconde rincones como el islote de Villano, bajo los acantilados más altos de la costa vizcaína que caen 200 metros verticalmente al Mar Cantábrico - España. La nota negativa en este paraje natural la ponen los restos de la central nuclear de Lemoniz que nunca llegó a funcionar y que allí permanecen como monumento a la estupidez humana.

La ensenada de Arminza, utilizada desde época medieval por los pescadores de Lemoniz para proteger sus embarcaciones, fue declarada en 1883 puerto de refugio del Señorío de Vizcaya, debido a su ausencia de barra y a la facilidad de aproximación en caso de tormentas. Ya desde el siglo XVIII sendas baterías de cañones ubicadas en los dos acantilados inmediatos defendían el puerto de los ataques de piratas ingleses.

Para muchos buceadores vascos Arminza ha sido escenario de sus primeras inmersiones. Su cala protegida ofrece unas condiciones calmadas donde meterse al agua muchos días en los que otros lugares están inaccesibles por el oleaje. La profundidad de esta cala es bastante escasa pero es un punto de partida para seguir la costa del acantilado rumbo este o tirar hacia la izquierda, hacia el puerto, donde grandes bloques de roca forman algunos cañones por los que podemos pasar.



Esta zona de la cala es ideal para visitarla a pulmón libre los meses de verano, que podremos pasar más tiempo en el agua, lo que nos permitirá hacer un recorrido más largo en ambos sentidos.

Si vamos con todo el equipo de buceo (con botella), lo más cómodo es salir en barco. Varios centros de buceo de Bilbao y Getxo ofrecen salidas por la zona. Se puede salir desde el mismo puerto de Arminza o desde el puerto de Plentzia, muy utilizado este último por su proximidad y buenas comunicaciones con Bilbao. Saliendo desde Plentzia, el paseo en barco de unos 20 minutos nos brinda unas vistas poco comunes de la zona anteriormente mencionada del cabo y la isla de Villano.



De camino cruzamos algunas calas muy protegidas, inaccesibles por tierra y que sirven de entrenamiento para los cursos de iniciación. Si salimos desde el puerto de Arminza, bastarán 5 – 10 minutos para llegar a los primeros lugares de buceo.

Ya anclados en el lugar donde nos vamos a sumergir, nos concentramos en los últimos preparativos y ajustes en las cámaras. Con una temperatura del agua que oscila entre los aproximadamente 10º del invierno y 21º del verano no nos olvidamos de la capucha y los guantes. Un traje semiseco o seco en invierno es una buena opción si queremos estar a gusto y despreocuparnos del frío.

Nos tiramos hacía atrás y descendemos. Tras llegar al fondo a 21 metros compruebo que la visibilidad hoy es algo mejor de lo común, unos 12 metros. Siempre se agradece que supere la marca de los 10 metros y el verde deje paso al azul. Normalmente en días de mar “buceable” oscila entre los 5-6 metros y los 15 de un buen día. No es necesario bajar más allá de los 20 metros para disfrutar de una inmersión en la costa vizcaína del Cantábrico.



A esta profundidad, todavía con bastante luz y suficiente tiempo de fondo, nos podemos relajar y concentrarnos en la búsqueda de criaturas por todos los recovecos que se forman entre el fondo rocoso. La zona de arena contigua a las rocas es probablemente el lugar más interesante para seguir durante la inmersión y donde encontraremos más variedad de especies. Entre la fauna que podemos encontrar en Arminza están las especies típicas del Cantábrico como mojarras, congrios, pulpos, langostas... y si tenemos suerte, y somos silenciosos, podemos encontrarnos cara a cara con una gran lubina.




Cerca del fondo se recomienda bucear muy despacio fijándonos en la fauna más pequeña y buscando otras criaturas como nudibranquios, erizos violáceos, crustáceos y pólipos de cnidarios que colorean las partes superiores de cualquier pequeña gruta o cavidad que encontremos. Es muy recomendable bucear con un foco que saque los colores del aparentemente monocromático verde de las ricas aguas en nutrientes del Cantábrico.



En estas costas se pueden percibir claramente las estaciones del año por la cantidad de algas en el fondo. Las frías y claras aguas del invierno dejan paso en primavera al fitoplacton que enturbia la visibilidad alimentado por las horas de luz de los días cada vez más largos, y que atrae muchos peces hasta el otoño. Época ésta en la que los temporales arrancan las grandes algas que desde primavera han crecido a un ritmo desmesurado, dejando el fondo rocoso limpio durante el invierno.

La existencia en la zona de un fondo rocoso abrupto, recubierto de algas costeras rodofíceas cuya principal estandarte es el Gelidium sequipedale proporcionan un tono parduzco al fondo. Otra característica de la zona es la existencia de gran cantidad de ordanismos sésiles incrustantes, que junto a las estrechas franjas de arena intercaladas entre las lajas, producen un hábitat lleno de lugares donde la fauna encuentra refugio y en el que predominan las especies territoriales.

Sobre las rocas someras observaremos multitud de pequeños gobios y blénidos que ocupan las zonas de menor profundidad. Entre las especies más habituales de la zona podemos citar a los abundantes lábridos, diversas especies de espáridos atraídos por la abundancia de invertebrados que constituyen su alimento, fanecas, salmonetes, cabrachos, sepias, pulpos, nécoras, centollos y congrios, entre otros.

En un mar abierto gobernado por la sorpresa se producen encuentros fortuitos que, aunque no son comunes, por su variedad tendremos cierta posibilidad de presenciar, como es el caso de los peces luna, algún gran rape, un numeroso banco de peces ballesta (sobre todo en verano), grandes pastinacas o un encuentro con el elusivo pez San Pedro harán que una inmersión en el tramo de costa desde Cabo Villano hasta Baquio no tenga nada que envidiar a nuestras inmersiones tropicales.

Gracias a su buen estado de conservación la mayor importancia ecológica de esta zona costera radica en su carácter de criadero para la ictiofauna.



Como llegar: desde Bilbao, tomar la autovía dirección Getxo, desviarse hacia Plencia, dejando el pueblo a la izquierda y subiendo el pequeño puerto de Andrakas. En el Alto de Andrakas nos desviamos a la izquierda y descendemos pasando Urizar y al llegar a la costa nos encontramos con Arminza.

Para visitar: muy cerquita de Arminza tenemos Baquio que, tras pasar el pueblo, nos ofrece uno de los paisajes más bonitos de la costa vasca, la península de San Juan de Gaztelugatxe, bajo el cabo Matxitxako. Una visita a tomar unos pinchos al pueblo pescador de Bermeo es parada obligada al visitar la zona.



Indice: Guía turística de Islas Canarias