Guía turística de Navarra (España)

Probablemente poca gente discrepará de que nos hayamos ante el pueblo con más personalidad y del territorio con más contrastes de toda la península, porque al igual que dicen de Chile, Navarra parece un continente en miniatura.

De la dulzura de los paisajes pirenaicos a la aspereza del hierático y severo retrato de la Ribera. De los hayedos y robledales del Iratí y las sierras vasco navarras de Urbasa, Andía y Aralar que continúan hasta Velate, al paisaje estepario y semidesértico de las Bardenas. De las jotas roncas y broncas cantadas bajo el sol del territorio meridional, al melancólico txistu más propicio a los atardeceres.

A pesar de hallarse a sólo ocho kilómetros del Cantábrico, siempre ha estado un poco aislada entre sus montañas, lo que le ha hecho conservar las tradiciones y esencias vasconas con más autenticidad que en las provincias fronterizas, y llevar la txapela o boina un pelín más calada que en otras latitudes.


Selva de Irati

Encrucijada de caminos, casi todas las migraciones han pasado por su territorio sin que nunca haya perdido su peculiaridad y su diferencia, defendiéndose sin tregua de las ambiciones territoriales de castellanos y franceses. Ha sido pródiga en emigrantes e indianos famosos como Pedro de Ursua, virrey del Perú, muerto a manos de Pedro de Aguirre. También fueron navarros gobernadores o virreyes de México, Puerto Rico, o Filipinas. Es cuna de grandes arquitectos, -Javier Moneo y Sáenz de Oiza-, que no se han prodigado demasiado en su propia tierra, y de músicos como Gayarre, Sarasate o Hilarión Eslava.

Según Don Pío (Baroja, por supuesto) el paraíso en la tierra estaría en el valle de Baztán, si se convirtiera en república independiente sin curas, carabineros ni moscas.

Cada día se habla más el vascuence y también entona el castellano cantado más bonito del mundo, y a quien lo dude le recomiendo contemplar la película de Montxo Armendáriz Tasio de antiguos carboneros y ecologistas primigenios. Gente que se mira a los ojos hasta enamorarse, como hacen los protagonistas de la cinta mientras bailan, insultantemente jóvenes, en el inevitable frontón del pueblo.

Tierra de grandes amistades, de generosidad casi agresiva, tremendamente hospitalaria por haber sido lugar de paso de generaciones durante miles de años, su carácter abierto, franco y extrovertido enamora a todo el que viaja allí y vive sus fiestas desmadradas. Un pueblo que tenía que gustar por fuerza a un escritor tan sincero como Ernest Hemingway que lo hizo universal, y nunca se sintió en Navarra perdido, forastero y extraño como el leopardo que se internó por las nieves del Kilimanjaro.

Clima en Navarra

En Navarra se pueden distinguir cuatro zonas climáticas bien diferenciadas.

En primer lugar, la zona pirenaica nororiental con precipitaciones que alcanzan los 1500 mm anuales y temperaturas bajas en diciembre y enero con nevadas abundantes entre noviembre y marzo. Julio es el mes más seco.

En la zona oceánica del noroeste llueve durante los 12 meses del año y el agua llega a los 1000 mm anuales. De todas formas, el carácter oceánico hace que el clima en general sea suave.

La zona intermedia soporta de 500 a 800 mm de aguas al año, sobre todo en primavera. Julio y agosto son los meses más secos y enero y febrero los más fríos.

Por último en la Ribera, tienen un clima de carácter mediterráneo con pocas lluvias, 500 mm, sobre todo en el mes de mayo. Julio y agosto pueden llegar a ser muy secos.

Turismo en Navarra

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Recomendaciones turísticas en Navarra

- La subida a la ermita románica del siglo XII de la Muskilda cerca de Ochagavía a 1000 m de altura. En la carretera de Ochagavía a Izalzu, NA 140, un camino a la izquierda. La imagen risueña de la virgen bien merece el desvío. El 8 de septiembre suben los romeros llevando a cabo diversas danzas rituales dirigidas por un curioso personaje de dos caras, denominado el Bobo.

- La maravillosa iglesia de Santa María de Eunate (eun ate significa cien puertas en vascuence) en Puente La Reina, cerca de la unión de los dos caminos de Santiago. De forma octogonal es una magnífica y delicada obra de arte del románico entre tierras labradas y sembradas de cereal y algún viñedo.

- Recorrer la Foz de Lumbier y seguir por la Vía Verde del mismo nombre hasta llegar a Liédena, entre carrascos y sabinas, observando el vuelo de los buitres.

- La migas de pastor y las vistas del valle encantado de Belagoa que se contemplan desde la Venta de Juan Pito a pocos kilómetros de la frontera.

- La selva de Irati en otoño, cuando el hayedo se tiñe de rojo y los venados “berrean” .

- Arreglárselas para que nos enseñen la biblioteca de Casa Itzea, el magnífico caserío de los Baroja en Bera-Vera de Bidasoa.