Guía turística de Dinamarca

El más pequeño y meridional de los países escandinavos es una impactante mezcla de modernas y atractivas ciudades rodeadas de un entorno rural de lo más tradicional

Muchas son las razones que hacen de este pequeño país escandinavo un lugar de obligada visita. Ya sea su mítico pasado vikingo diseminado por todo el territorio, su maravillosa capital, Copenhague, o bien su innumerable oferta cultural en la que se incluye los mejores festivales musicales de Europa, cualquiera de estas razones bastaría por sí sola para justificar la escapada. Sin embargo es la mezcla de todas ellas, esa atractiva fusión de historia, leyenda y modernidad, lo que hace que Dinamarca sea tan poliédrica y tan llena de matices.



Hablamos de Dinamarca e instantáneamente se nos viene a la cabeza la famosa sirenita, los cuentos de Hans Cristian Andersen, los espectros de Hamlet y las legendarias naves vikingas. Todo país tiene sus referencias. Pero un lugar en el que hasta los tópicos nacionales vienen envueltos en cuentos y leyendas, es por fuerza distinto, misterioso, indescifrable.

Escondida entre nieblas literarias se vislumbra su verdadera esencia, y el verdadero atractivo del viaje no es otro que descubrirla.

Historia de Dinamarca

Orígenes

Aunque ciertos restos arqueológicos evidencian asentamientos agrícolas anteriores, los comienzos de lo que entendemos por la Dinamarca actual datan de los siglos V y VI después de Cristo, cuando diversas oleadas de migraciones provenientes de la parte meridional de los territorios bálticos se establecieron en la Península de Jutlandia, epicentro territorial de la Dinamarca moderna.

A finales del siglo IX hordas de guerreros vikingos, comandadas por Hardegón, conquistaron la península de Jutlandia. El hijo de Hardegón, Gorm el viejo, fundó el que es hoy el más antiguo de los tronos europeos: la monarquía danesa.



Expansión y consolidación

La culminación histórica de la conquista y la cristianización de la mayoría de los territorios bálticos por parte de los sucesivos reyes daneses llega en 1397 con la unión de Kalmar, por la cual Margarita I de Dinamarca unifica bajo su cetro a los reinos de Suecia, Noruega y Dinamarca. Esta unión comenzó a resquebrajarse en 1523 con la independencia sueca, consumiéndose totalmente en 1814, fecha en que Dinamarca, por el tratado de Kiel, cede Noruega a Suecia recibiendo a cambio los conflictivos ducados de Schleswig y Holstein, futuros semilleros de nacionalismo alemán.

Edad moderna

Bajo el reinado de Cristian III (1534-1559), se declara la Iglesia luterana como la oficial del Estado, asumiendo el propio rey la condición de cabeza suprema de la Iglesia.

A pesar del próspero reinado de Cristian IV(1588-1648), su fatídica intervención en la guerra de los Treinta Años (1618-1648) con el fin de neutralizar la expansión sueca, llevó a Dinamarca a una contundente derrota que le privó de todos los territorios bálticos excepto Noruega.

La monarquía

La monarquía danesa pasa a lo largo de su historia por varias etapas. En un principio, la corona sueca era controlada por la aristocracia local, pero en 1660 el rey Federico III suprime todos los históricos privilegios nobiliarios, e instaura una monarquía absoluta y hereditaria. Esta forma de gobierno se mantendría inalterable hasta 1849,fecha en que, como consecuencia de las revoluciones que sacudieron toda Europa un año antes, se promulga la Constitución danesa, estableciéndose una monarquía constitucional que compartiría sus poderes con un parlamento bicameral. Poco más tarde, en 1866, Dinamarca perdería los ducados de Scleswig y Holstein, que pasarían a manos de la Confederación Germánica, comandada por los estados de Austria y Prusia.

Dinamarca contemporánea

El estado danés se mantuvo neutral durante toda la 1ª guerra mundial, y, aunque, firmando en 1939 un pacto de no-agresión con Alemania, declaró su neutralidad en la segunda, lo cierto es que, tan sólo una año después, las tropas nazis invadieron y ocuparon el país. A pesar de todo, el pueblo danés se recuperaría pronto de la pesadilla nazi, erigiéndose en poco tiempo en uno de los países más prósperos del mundo.

Dinamarca es actualmente miembro de la Organización para el Tratado del Atlántico Norte(OTAN) desde 1949, y de la Comunidad Económica Europea(hoy Unión Europea) desde 1972.

A pesar de este compromiso europeo y occidental, el país danés ha resultado ser uno de los países europeos más celosos de su soberanía. En 1992 los daneses rechazaron en referéndum los términos del tratado de Maastricht, que tuvieron que ser modificados en algunos puntos en su aplicación a Dinamarca con el fin de poder ser aprobados en una nueva consulta popular realizada un año más tarde.

Recientemente el pueblo danés ha rechazado en otro polémico referéndum la integración de Dinamarca en la moneda única europea, manifestando de nuevo el carácter particular de este pequeño país escandinavo.