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Paul Bowles

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Silvia

Paul Bowles

Nota Mar 05 Oct, 2010

Este compositor y escritor norteamericano formó parte de esa diáspora bohemia de la posguerra que eligió Tánger como refugio cuando ya había dejado de ser un nido de espías para convertirse durante tres décadas en lugar de cita obligada. Bowels fue un espectador que pasó sus últimos 50 años en Marruecos.
Carmen Laforet, Tennessee Williams, Gore Vidal, Truman Capote y Djuna Barnes, entre otros, formaron parte del séquito de escritores y poetas que durante décadas llenarían la casa de Bowles para hablar de libros, dar rienda suelta a sus variados hábitos y fumar kif.

Así, Tánger aparece como una ciudad abierta y un lugar de exilio dorado para artistas, cuentistas, contrabandistas, perseguidos, escritores, logreros, condes, ricos y excéntricos occidentales, de extravagantes ideas sexuales.

En el verano psicodélico de 61 la ciudad se convirtió en santuario de los beats. Emilio Sanz de Soto fundó en Tánger la revista Zero, precursora de la Beat Generation. Allen Ginsberg, Kerouac y William Burrougs dejaron el terreno abonado para ese paraíso hippie que la tomó como punto de abordaje del expreso de Marruecos.

Profundo conocedor de la lengua española - aunque nunca vivió en España- Bowles seguía muy de cerca la creación literaria y musical. Algunos cuentos como The Hours After Noon y The Fourth day Out of Sta. Cruz están ambientados en Andalucía. Incluso compuso una zarzuela The Wind Remains y una ópera Yerma, basadas en obras de Lorca. Compuso la música para un espectáculo de ballet montado por el marqués de Cuevas y decorados de Salvador Dalí. El estreno fue un escándalo, pues Dalí pintó los decorados con grandes bicicletas y los actores aparecían en escena con largas cabelleras montados en bicicleta. Como remate, una gran tortuga con lucecitas inundaba el escenario.

Bowles llegó a Tánger en 1931 de visita y se afincó en el 47, ya casado con la excelente escritora Jane Bowles, tal y como describe en su casi autobiográfica novela El cielo Protector que Bertolucci llevó al cine. Tánger, con su estatuto internacional y un puerto muy bien comunicado, les permitía tomar pasajes de barco para cualquier lugar del mundo.

Bowles permanecía en el centro de todas estas oleadas de excéntricos artistas, aunque realmente no se implicaba, era un mero espectador inquieto y curioso con respecto al medio e incluso a su propia persona. Se impregnó de la filosofía árabe del Mektoub (está escrito). Ese determinismo fatalista le permitió mantenerse siempre al borde del abismo, lo que ha sabido transmitir en sus novelas y cuentos.

Fue, en realidad, un cronista de una sociedad marroquí ancestral y mágica que atrae al occidental con ansias de exotismo orientalista. En algunas novelas, Marruecos y en general el Maghreb no es más que ese marco exótico y fatal en el que confluyen personajes rebotados, pero en sus libros de cuentos refleja muy bien aspectos interesantísimos de esa berbería con esos Tseuheur (mal de ojo), ritos liberatorios promovidos por las cofradías religiosas y creencias populares.

Recorrió el país en un escarabajo haciendo grabaciones de la música tradicional, un encargo de la Fundación Rockfeller para los archivos de la Biblioteca del Congreso en Washington. De ese viaje sacó además unos relatos publicados en el libro Cabezas Verdes Manos Azules.

Bowles calificaba sus cuentos como "reportajes sobre hechos falsos", aunque estaban siempre basados en historias que le contaban.

En la novela Déjala que caiga penetra en el laberinto de la conciencia con una historia envuelta en el humo del kif y el mayún. Un viaje iniciático que enfrenta al protagonista con ese Otro en una crónica de desencuentros.

En Marruecos transcribió cuentos a su amigo inseparable Mohamed Mrabet y a otros narradores orales como, Yacoubi, Charnhadi y Boulaich. Mrabet le dictó Amor por un Puñado de Pelos, soberbio relato de la vida tangerina visto desde el punto de vista de un francotirador marroquí. Magia y embrujos aderezan esta exótica historia.

En los 70 y en su casa, promueve la grabación del disco Yayucas songs con los Rolling Stonnes y Bachir Attar, quienes se desplazan a la aldea de Yayuca para grabarlo. Se relaciona con los pintores Ahmed Yacoubi, Julio Ramis y José Hernández , todos tangerinos.

Hasta el año 83 y durante 15 años se buscó la vida como profesor en universidades americanas y más tarde, ya en Tánger, en talleres de escritura promovidos por la School of Visuals Arts de Nueva York. Muchos norteamericanos se trasladaron a Tánger para recibir estas clases, aunque Bowles afirmaba que no se podía enseñar a escribir literatura. En esos años lo hacía por dinero, pues no se publicaba casi nada. Fue con el estreno de El Cielo Protector de Bertolucci cuando se reeditaron todas sus obras en varias lenguas

Recibe a Almodóvar, que quiere filmar El tiempo de la amistad , escribe Muy lejos de casa, con ilustraciones de Miquel Barceló, Police grabó Tea in the Sahara para el disco Synchronicity... En esta época sigue viendo a otro antiguo superviviente del Tánger ya pasado, David Herbert, escritor y conde Pembroke. Alcanza entonces su segunda fama, que revive en su vetusto apartamento de Tánger, rodeado de sus amigos y asiduos visitantes que diariamente llaman a su puerta. Cada mañana, impecablemente vestido y en el viejo Mustang, salía en busca de su correo. No quería dejar Tánger y de hecho pidió que a su muerte le enterraran en el exótico cementerio de animales que hay al pie de la ciudad, junto a perros, loros, gatos y caballos con nombres como Boby, Pepe, Rosita......



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