Introducción a la Comunidad Valenciana

Hablar de la Comunidad Valenciana, en España, es hablar de su litoral. Algo más de 466 km de costa ofrecen al visitante una amplia gama de paraísos naturales, donde acantilados, playas de arena, albuferas o islas son una buena excusa para el paseo o el descanso. De norte a sur, la costa valenciana tiene el privilegio de poder satisfacer inquietudes bien diferentes; turismo de playa, visitas a espacios naturales, paseos en barco o el bullicio de los destinos más tradicionales como Benicàssim y Benidorm son sólo una pequeña muestra de la oferta de esta agradecida tierra.

La clave de su éxito turístico radica en su gran oferta litoral. Un total de 38 puertos deportivos, 20 campos de golf y 7 parques naturales costeros dan una idea de esa variada oferta de ocio y cultura. La rica cocina valenciana tiene dos ingredientes básicos: el arroz y el pescado. Miles de hectáreas de cultivo de arrozal –especialmente en la Albufera de Valencia— han dado lugar a uno de los platos más conocidos en el mundo: la paella, que bien podría competir con deliciosos arroces a banda, al horno, negros o amb fesols i naps (con judías y nabos). Típicos productos de la tierra son también la naranja –el cultivo por excelencia en la franja litoral— y la chufa con la que se elabora la horchata, sin olvidar los vinos de la Plana de Utiel-Requena, que cada año sorprenden por su mejorada calidad.

Esta región interior de España, sorprende por su abruptosidad y agradecida diversidad. El viajero puede encontrar mundos muy diferentes dentro de una misma provincia. Tierras vinícolas, artesanos del corcho o del palmito, apicultores y ganaderos, son la herencia de un territorio que comienza a despertar y abrir sus puertas al turismo, cansado quizá de vivir de espaldas a ese bullicioso litoral, que ya empieza a mostrar síntomas de saturación. Una vez más, el aislamiento ha permitido conservar peculiares paisajes y formas de vida, que muchas a veces habrá que buscar casi con pinzas entre valles y montañas. Más suerte tendrá quién planifique su periplo por tierras del Maestrat, la Tinença de Benifassà o la Serra d’Espadà en Castellón, por el Rincón de Ademuz en Valencia o en los numerosos valles prelitorales de Alicante (Vall de la Gallinera, Serra d’Aitana o La Serrella, entre otros) que son parte de Europa.

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