Dónde bucear en la Costa Catalana (Islas Canarias)

Introducción

En ocasiones la palabra "Pecio" es sinónimo de tesoro, puesto que muchos de los vestigios de la humanidad sumergidos bajo las aguas, contienen riquezas de incalculable valor. En otras ocasiones tan sólo se trata de "tesoros" para los submarinistas. Restos sumergidos que nos invitan a explorar un espacio y un tiempo pasados. Una realidad en la que no figuran cofres cargados de oro, que nos hace descubrir que las historias de piratas pasaron en otros mares y océanos lejanos. En las costas de Islas Canarias tenemos varios naufragios que, a lo largo de los años, han aportado riqueza arqueológica a nuestro patrimonio nacional y también han aportado su grano de arena a la hora de conocer detalles sobre historias del pasado.



No olvidemos que fenicios y romanos realizaron largos trayectos por el Mediterráneo, mediante una navegación totalmente costera que provocó que muchos de ellos se hundíeran con relativa facilidad próximos a la costa y claramente localizables. Los precursores del submarinismo relatan en muchas ocasiones hallazgos de "pecios" con las bodegas llenas de ánforas. En la actualidad éstas han desaparecido por el pillaje de submarinistas sin escrúpulos que aprovechan cualquier hallazgo para enriquecer sus bolsillos expoliando el Patrimonio Nacional. Un comercio provocado por la demanda de objetos antiguos sumergidos. Un ejemplo lo constituye el precio de un ánfora, que en perfectas condiciones, supera con creces los 1.200 euros. Pero en la actualidad poco queda de estas embarcaciones fenicias y romanas de nuestras costas, ya que al tratarse de barcos con casco de madera, no han resistido el paso del tiempo y el mar poco a poco los ha desintegrado convirtiéndolos en parte de él.

Los temporales de levante siempre han sido enemigos para cualquier embarcación que navegue cercana a la costa, sus grandes olas han provocado la mayoría de naufragios de las costas catalanas y han dado lugar a numerosas leyendas que cualquier naufragio parece llevar en su “aura”, resulta interesante escuchar la multitud de historias de muerte y heroicidades que se van transmitiendo de boca en boca y que con el paso del tiempo van cambiando y desvirtuando la auténtica realidad. Los pocos naufragios que ocurren en la actualidad nunca levantarán el cúmulo de hitos y leyendas que llevaron sus antepasados.

Algunas normas de seguridad para bucear en pecios

La mayoría de normas de seguridad las estableceremos según la estructura y tamaño del pecio, en una embarcación de madera hundida hace 20 años quedará solamente la quilla y las cuadernas, por tanto, en principio no tendremos ninguna situación implícita de riesgo de quedar atrapados en su interior. Por el contrario adentrarnos en un inmenso mercante de 100 metros de eslora y casco de acero, en perfecto estado de conservación, llevará implícito el riesgo de perdernos en su interior. Si no decidimos introducirnos en su interior bucearemos como si de un escollo o gran roca se tratara, tomando las debidas precauciones como en cualquier buceo normal pero como todos sabemos, lo más atractivo para sentir realmente que estamos en un pecio, es explorar su interior. Si te decides a explorar sus “tripas” sigue estos consejos:

- Para evitar enganches lleva los elementos de tu equipo lo más recogidos posible. Portar elementos de corte es imprescindible para liberarnos de posibles cabos, redes o hilos de pescar. Evita pasos angostos donde podamos quedar atrapados.



- Es necesaria la utilización de guantes y traje para evitar posibles cortes con las afiladas aristas.

- Si nos introducimos en el interior de la embarcación seguiremos las mismas normas de seguridad del buceo en cuevas, tanto para el consumo del aire como de fuentes de luz artificial. Asimismo proceder a la instalación de cable guía si tenemos previsto perder de vista la luz de la entrada. Procuraremos evitar al máximo levantar arena o limo del fondo con nuestras aletas, realizando una patada de rana modificada y permaneciendo correctamente equilibrados en todo momento.

- Extrema la precaución al entrar en pecios muy deteriorados, que porten carga inestable o al penetrar en barcos de guerra con material bélico que pueda estallar.

- Planificar previamente la inmersión para adaptarnos a las normas del buceo convencional en cuanto a profundidad, duración, tiempo de fondo, perfiles de inmersión, tipo de mezclas de gases empleadas y cantidad.

- Intenta conseguir el máximo de información antes de bucear para poder disfrutar mejor de la inmersión y saber de antemano las partes más interesantes a visitar.

Pecios de la costa catalana hundidos accidentalmente

Los temporales de levante, los conflictos bélicos y los fallos humanos han sido los protagonistas de numerosos hundimientos que pueblan los fondos de la costa catalana.

i analizamos detenidamente las zonas donde se han producido más accidentes que han provocado el hundimiento de numerosas embarcaciones, nos daremos cuenta que la mayoría son zonas rocosas con altas paredes de acantilados. La zona donde los hundimientos han sido más numerosos es, sin lugar a dudas, la parte norte de la Costa Brava y en particular la franja comprendidad entre Rosas a Portbou, donde las fuertes rachas de tramontana han obligado a varias embarcaciones a depositar sus quillas sobre el fondo rocoso. Estos fondos y la fuerza de los vientos reinantes en la zona han ido destrozando la estructura de las embarcaciones próximas a la costa quedando solamente un amasijo de hierros difícilmente identificable. La mayoría de embarcaciones conocidas por los buceadores que se encuentran en un estado de conservación aceptable, están situadas a profundidades algo respetables, en zonas protegidas de los embates del mar y normalmente sobre fondos de arena. Vamos a citar algunos de los más conocidos y accesibles:

El Saint Prosper, es un vapor francés, de más de 100 metros de eslora, hundido en el año 1939 al chocar con una mina, descansa sobre un fondo de -52/54 metros en la bahía de Rosas. Esta partido en tres trozos separados entre si, el mástil se encuentra sobre los -40 metros de profundidad y gran parte de su estructura está cubierta por entero de redes de arrastre, handicap que nos obliga a tomar precauciones para evitar posibles enganchones, pues es frecuente encontrar las aguas con poca visibilidad. La población de langostas es muy numerosa y varios bogavantes enormes contemplan extrañados nuestra presencia, pues generalmente pocos submarinistas acceden a visitar esta nave. Toda la embarcación está envuelta por un enorme manto de peces que busca refugio entre sus mamparos.

Los restos del Saint Prosper de más de 100 metros de eslora, descansan a poco más de 50 metros de profundidad. Foto: X. Safont ©

El Melchuca. Un temporal de tramontana y una vía de agua abierta en el costado de babor al colisionar con “la Rata” fueron los causantes de que esta embarcación embarrancara casi en la entrada de Cala Montjoi. Al estar situado a poca profundidad y prácticamente visible desde la superficie, fue víctima del pillaje que, poco a poco, ha ido mermando la embarcación hasta que fue desguazada. En la actualidad quedan partes bastante enteras de la estructura de la nave y es interesante visitarla principalmente por submarinistas noveles pues es una buena inmersión como “primer pecio”.

El Constantin, es un remolcador que descansa a una profundidad de 12 metros en la parte izquierda de “Cala Mateua” (L’Escala). Está muy troceado y sus restos se hallan esparcidos por una zona bastante grande. No merece la pena hacer una inmersión para visitarlo pero sí integrarlo dentro de inmersión general por "Cala Mateua".

Marmoler, es el nombre vulgar por el que se conoce al pecio del “Avvenire” motivado por la carga de mármol que transportaba. Sus 45 metros de eslora reposan a una profundidad máxima de -42 metros, aunque su cubierta y puente están situados sobre los -30 metros. Conserva prácticamente su verticalidad y también conserva casi intacta su estructura debido a tres factores, al poco tiempo que lleva hundido en el fondo del mar (1971), a estar situado sobre un fondo arenoso y por encontrarse a una profundidad considerable. Aparte de las langostas, bogavantes y enormes congrios, habitantes más visibles de la nave, cabe destacar la enorme nube de pequeños peces que, en algunas ocasiones, impide ver la embarcación cuando vamos descendiendo hacia ella.

El Llanishen. Accesible desde la costa. Dirigirse a Cadaqués. Antes de entrar en el pueblo tomar la carretera del Cabo de Creus pero desviándonos hacia el camping. Frente a esta instalación encontraremos la ermita de San Baldiri de donde, partiendo del camino de su derecha, nos dirigiremos hasta la cala de Caials a apenas un kilómetro. Una vez en la cala podemos observar un maltrecho embarcadero en su parte izquierda mirando al mar. Allí podremos equiparnos y saltar fácilmente al agua. Después de nadar o bucear a poca profundidad hasta la salida de la cala a mar abierto, daremos con un descenso súbito del fondo, que alcanza los 16 metros. El Llanishen está allí.
Prof. máxima: 20 m.+/-
Botella de 12 litros para una inmersión de unos 40-45 minutos
Dificultad media

El Cavour. Situado a dos millas al este de l’Ametlla de Mar (al sur de Tarragona). Necesario el uso de embarcación.
Profundidad máxima: 51 metros +/-
Botella de 18 litros para una inmersión de unos 15 minutos instalando o cargando equipos de aire de emergencia en el cabo.
Dificultad alta.

El Phedon. Reposa en las inmediaciones del bajo de la Ferrera, en Cala Montjoi, al norte de Roses. Como inmersión complementaria, aprovechando el día y en la misma cala, junto a la costa, a unos 100 metros, podemos visitar los restos del Melchuca con sus sacos de cemento petrificados y unos restos bien conservados. Del Phedon apenas quedan unas planchas esparcidas ya que los chatarreros hicieron su trabajo a conciencia y el metal era de baja calidad.
Prof. máxima: 16-20 metros +/-
Botella de 12-15 litros para una inmersión de unos 45 minutos complementada con recorridos por la cala.
Inmersión fácil.

El Tregastel. Situado en Cala Bona, muy cerca del Cabo de Creus por su parte Sur. Su estado es muy parecido al del Llanishen.
Prof. máxima: 15-20 metros.
Botella de 12 litros para una inmersión de unos 45 minutos.
Dificultad media.


Pecios hundidos para el disfrute de los submarinistas

Debido al notable incremento del número de practicantes del submarinismo en este área de la costa catalana, con el fin de atender a la demanda de inmersiones interesantes en la zona y también para crear nuevas estructuras artificiales que sirvan para crear hábitats submarinos destinados a favorecer el incremento de especies animales, se han hundido en el litoral una serie de barcos que son los más visitados de toda Cataluña.

El Boreas fue el pionero de los pecios “artificiales”. Hundido cerca de la Llosa de Palamós en el año 1989 reposa sobre un fondo arenoso rodeado de rocas a una profundidad máxima de -32 metros en la hélice. La mayoría de ocasiones es visible desde la superficie pues la parte más alta de su estructura está situada a unos -17 metros. Podemos visitar todo su interior que permanece bastante intacto, quizás la parte más deteriorada por el paso de los años ha sido la del puente y las chimeneas. La profundidad media de la inmersión oscila sobre los 25/28 metros, (ideal para utilizar nitrox) factor que sin lugar a dudas ha influenciado para que sea el pecio más visitado de la Costa Brava. El paso de los años ha creado un auténtico arrecife artificial, congrios, langostas, bogavantes (pocos), santiaguiños, sargos, castañuelas, etc. constituyen la fauna típica de esta nave.

El Regio Messina era un enorme “ferry” de unos 120 metros de eslora. Desgraciadamente debido a la zona en que fue hundido y en la posición que quedó, su estructura ha sido muy deteriorada por la acción de los embates del mar. El tiempo no ha hecho mella en la estructura de la nave sino una mala gestión de los responsables que determinaron la zona del hundimiento, lo que ha provocado que este enorme coloso del mar se haya partido en varios trozos. Merece la pena la visita, pero en nuestras mentes aún están frescas las imágenes del Regio al segundo día de ser hundido y nada tienen que ver con la actualidad. Los restos, que forman grandes estructuras, están situados sobre una profundidad que oscila desde los -25 a -32 metros. El paso de los años ha ido poblando y dando vida a este coloso del mar que “no es lo que pudo haber sido”.

La Dragonera es el más novel de los pecios artificiales y su residencia actual es el Parque Submarino de Tarragona, en el mismo muelle de esta ciudad. Tiene 65 metros de eslora, la zona menos profunda está situada a -14 metros alcanzando los -24 metros de profundidad máxima. Este parque submarino está regentado por el Club SES y, además del Dragonera, han hundido diferentes buques de menor tamaño que ayudan también a la creación de un arrecife artificial. En todo este parque submarino está prohibido desarrollar cualquier actividad subacuática que deteriore el entorno marino y los animales parecen saberlo pues la regeneración biológica que se ha producido en pocos años ha sido muy importante tanto en el Dragonera como en la propia escollera del muelle. Langostas, congrios, quisquillas, son los habitantes típicos de la embarcación pero justo en la zona del muelle donde está ubicado el parque submarino encontraremos meros, lubinas, espetones, etc. Con agua limpia la visita, tanto a la embarcación mayor como al resto del parque, suele ser muy interesante.

Indice: Guía turística de Islas Canarias